Decían que los pro-vida eran ellos
Decían que querían el respeto a la autodeterminación de la madre, que no querían la muerte de nadie, que no querían obligar a abortar a nadie.
A los pro-vida les decían hipócritas, antiderechos, pro-aborto clandestino.
El caso de Cipolleti hizo que se sacaran la careta.
El médico se había encontrado con que una embarazada de 5 meses había comenzado un intento de aborto, y su vida estaba en riesgo.
El médico cumplió su obligación de informarle:
- Continuar con el proceso de aborto era riesgoso para la vida de la madre.
- El bebé ya era viable fuera del útero, por lo que el aborto significaba matarlo innecesariamente.
- Era más seguro para ambos continuar un tiempo con el embarazo, y tener un nacimiento prematuro.
Entonces la madre decidió continuar con el curso recomendado médicamente. El bebé nació sano y vive feliz con su familia adoptiva.
La legisladora radical-abortista Milesi, admiradora profesa de la abortista eugenésica filo-nazi Margaret Sanger (fundadora de Planned Parenthood), decidió denunciar al médico por haber supuestamente impedido un aborto legal. Un fiscal abortista y un juez despreocupado por la justicia decidieron enjuiciar al médico.
Y se siguen sacando la careta cada semana...
Gracias, abortistas, por dejar todo claro:
- El médico salvó las dos vidas, tal como honestamente sostiene la campaña pro-vida.
- A los abortistas, hipócritamente, no les importó el consentimiento informado de la mujer.
- No les importó el derecho a la objeción de conciencia del médico.
- No les importó que se habían salvado las dos vidas.
- Los legisladores pro vida, tal como honestamente defienden, presentaron varios proyectos para proteger a la madre y evitar los abortos clandestinos.
- Los abortistas, hipócritamente, bloquean todos esos proyectos.
- No son pro-derechos; no son pro-vida: solamente les interesa que se aborte.
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