En este día en que meditamos en el descenso de Jesucristo a los "infiernos" -el lugar de los muertos-, es interesante reflexionar en que no es un "lugar", sino un estado del alma. Todos, los fallecidos, los que están en el purgatorio, los santos, el infierno y las almas de los que peregrinamos todavía, todos existimos en Dios, en su mismo Amor abrasador. Lo que cambia es nuestra relación personal con ese Amor. Paso mi traducción "casera" de un artículo de la biblista Sonja Corbitt. El Purgatorio es una Persona 2 de APRIL DE 2020 SONJA CORBITT Si "Jesús pagó todo", como dice el himno, ¿por qué todavía sufrimos? ¿Por qué Dios no nos levanta a todos al cielo en el minuto que somos bautizados, o, para los no católicos, cuando oran la oración del pecador? Porque Jesús pagó las consecuencias eternas que nosotros nunca podríamos pagar, pero nos dejó a nosotros las consecuencias terrenales de sufrimiento y las hizo redentoras. Sufrir tiene el sen