Ir al contenido principal

Sobre la acusación de herejía contra el Papa Francisco


Acerca de acusar a un Papa de herejía

(Mi versión traducida de "On Charging a Pope with Heresy", artículo del experto Jimmy Akin en el National Catholic Register, el 2 de mayo de 2019)

Si Usted va a acusar a alguien (especialmente al Papa!) de herejía, necesita probarlo, y esta carta no lo hace.


Hay múltiples problemas con la reciente Carta Abierta a los Obispos de la Iglesia Católica [1] que acusa al Papa Francisco de herejía, pero aquí sólo nos enfocaremos en el problema central: la carta no logra sostener la acusación de herejía.

Esta falla probablemente se debe a la falta de familiaridad que los 19 firmantes tienen con los detalles del concepto.

Una revisión rápida de la lista de firmantes indica que ninguno tiene doctorados en los campos relevantes de la legislación canónica o teología sagrada, aunque unos pocos tienen licenciaturas.

Ninguno parece ser especialista en eclesiología -la rama de la teología que trata más directamente con el Magisterio de la Iglesia-, y ninguno parece haber publicado algún libro sobre el Magisterio y cómo se ejerce su infalibilidad.

Desde esta perspectiva, algunos de los errores de la carta pueden ser entendibles, pero desde otra perspectiva, no lo son.

Si se va a acusar a alguien de herejía -pero especialmente si se va a acusar a un Papa- se necesita probar la acusación, y esta carta no lo hace.


Qué es la herejía

De acuerdo al Código Canónico, "herejía es la negación obstinada o la duda obstinada, luego de recibir el bautismo, de alguna verdad que debe ser creída por fe divina y católica" (CC 751; cf. CIC 2089).

Para que haya herejía, se deben cumplir las siguientes condiciones:

1. La persona que incurre en herejía debe ser bautizada
2. Con posterioridad, debe negarse a creer (dudar o negar) una verdad en particular
3. Lo debe hacer obstinadamente
4. La verdad en cuestión tiene que ser una que debe ser creída con "fe divina y católica"


Qué es fe divina y católica

"Fe divina y católica" es un término teológico que es explicado en el canon previo:

Una persona debe creer con fe divina y católica todo aquello que está contenido en la palabra de Dios, escrita o transmitida, es decir, en el depósito de la fe confiado a la Iglesia, y al mismo tiempo propuesto como divinamente revelado, sea por el magisterio solemne de la Iglesia, o por su magisterio ordinario y universal
(CC 750 §1).

Esto requiere cierto desarrollo, pero para que una verdad requiera una fe divina y católica, se deben cumplir las siguientes condiciones:

1. Debe ser divinamente revelada (es decir, encontrarse en la Escritura o en la Tradición)
2. El Magisterio debe haberla propuesto como divinamente revelada
3. El Magisterio debe haberlo hecho, sea (a) por el magisterio solemne, o (b) por el magisterio ordinario y universal

"Magisterio solemne" significa una definición infalible emitida sea por un Papa o por un concilio ecuménico.

"Magisterio ordinario y universal" significa un ejercicio infalible de la enseñanza ejercida por los obispos en unión con el Papa, aún cuando no estén reunidos en un concilio ecuménico.

Consecuentemente, una verdad que requiere fe divina y católica es una verdad que, de una forma u otra, ha sido definida infaliblemente por el Magisterio como divinamente revelada.

Tenemos un nombre para esas verdades: dogmas.


Qué es un dogma

Un dogma es una clase especial de enseñanza de la Iglesia. En cualquier momento en que la Iglesia enseñe con autoridad algo, es una doctrina (del latín, doctrina = "enseñanza").

Dentro del conjunto de doctrinas, hay un conjunto menor de enseñanzas que han sido infaliblemente definidas por el Magisterio. Éstas son las doctrinas infalibles.

Dentro del conjunto de doctrinas infalibles, hay un conjunto aún menor que consiste en aquéllas enseñanzas infalibles que el Magisterio ha definido infaliblemente como divinamente reveladas. Éstas son los dogmas.

Nótese que sólo porque algo es infalible, eso no significa que sea un dogma. El Magisterio tiene que haber dicho infaliblemente que es divinamente revelada para que ése sea el caso.

Las distinciones entre estas categorías, así como ejemplos de doctrinas que pertenecen a estos casos, son discutidas en un comentario de 1998 de Joseph Ratzinger y Tarcisio Bertone [2].

También se debate extensamente sobre ellas en mi libro "Teaching With Authority: How to Cut Through Doctrinal Confusion & Understand What the Church Really Says." [3]

Para dar un ejemplo de cómo una doctrina puede ser infalible pero no ser un dogma, Ratzinger y Bertone hacen notar que el Magisterio ha definido infaliblemente que el sacerdocio puede conferirse solamente a varones, pero no ha sido aún definido que esta verdad sea divinamente revelada.

En consecuencia, que el sacerdocio ministerial esté reservado a varones, es una doctrina infalible, pero no un dogma -por lo menos no todavía.


Resumen preliminar

Reuniendo los puntos anteriores, se deben cumplir las siguientes condiciones para poder sostener una acusación de herejía:

1. La persona que incurre en herejía debe ser bautizada
2. Con posterioridad, debe negarse a creer (dudar o negar) una verdad particular
3. Lo debe hacer obstinadamente
4. La verdad en cuestión debe ser un dogma -es decir, una verdad que el Magisterio ha definido infaliblemente como divinamente revelada.

Es aquí donde entran los errores de la Carta Abierta.


Falta demostrar que hay dogmas involucrados

La Carta Abierta lista siete proposiciones que los firmantes toman como herejías, o negaciones de dogmas.

Para fundamentar cada afirmación, citan varios pasajes bíblicos y documentos de la Iglesia.

Los pasajes bíblicos no son ni necesarios ni suficientes para demostrar la existencia de un dogma. No son necesarios porque un dogma puede basarse en la Tradición en lugar de la Escritura.

No son suficientes porque, a lo sumo, muestran que una verdad se encuentra en la revelación divina. No muestran que el Magisterio ha definido infaliblemente esa verdad como divinamente revelada.

Esto significa que, para demostrar que se trata de un dogma, necesitamos focalizarnos en los documentos de la Iglesia.

Desafortunadamente, muchos de los documentos que citan los firmantes, son simplemente irrelevantes para este objetivo. Muchos no contienen ninguna definición infalible, y nunca nadie ha sostenido que lo hacen.

Otros contienen definiciones infalibles, pero no es claro que originen dogmas. Recuerden: para ser un dogma, el Magisterio debe definir infaliblemente que una verdad es infaliblemente revelada, no solamente que es verdadera.

En algunos casos, los documentos usan un lenguaje que indica infalibilidad (por ejemplo, la palabra "anatema", aunque uno debe ser cuidadoso con esta palabra, ya que en ocasiones es usada sin definir algo, ver Teaching With Authority §§480-488) [3].

Pero para originar un dogma, el Magisterio debe ir más allá y, de alguna manera, indicar que una verdad es divinamente revelada (por ejemplo, diciendo "es divinamente revelada" en el caso de una expresión positiva de un dogma, o diciendo "es herética" en el caso de una violación de la doctrina).

Los firmantes de la Carta Abierta no intentan hacer la tarea que es necesaria. O no citan el lenguaje usado por los documentos de la Iglesia, o no argumentan que el lenguaje que citan muestra que una verdad ha sido infaliblemente definida como divinamente revelada.

En lugar de eso, citan pasajes como si el gran número de ellos probara su tesis, lo cual no hace.

En realidad, ni siquiera está claro que los pasajes que citan impongan las proposiciones específicas que tienen en mente.

Esto es descuidado. Puede parecer impresionante a alguien que no es familiar con esta área, pero es simplemente inadecuado para la tarea que están intentando.


Falta demostrar lo que alegan

Además de fallar en demostrar que están tratando de dogmas, la Carta Abierta también falla en demostrar que el Papa Francisco duda o niega obstinadamente dogmas.

Uno de los requisitos para hacer esto es mostrar que sus afirmaciones o acciones no pueden ser entendidas en un sentido diferente.

Si pueden ser entendidas en forma consistente con el dogma, entonces la obligación de la caridad -y la "hermenéutica de la continuidad" del Papa Benedicto- requieren que sean tomadas en ese sentido.

Muchas de las acusaciones de la Carta Abierta tratan del tema del divorcio y nuevo casamiento civil, según es debatido en la exhortación apostólica Amoris Laetitia, pero, como ha mostrado el Cardenal Gerhard Müller [4], las afirmaciones relevantes de ese documento pueden ser entendidas en armonía con la enseñanza de la Iglesia.

Nadie puede hacer una acusación exitosa de herejía mientras éste sea el caso.

Ni tampoco prueba la acusación la acumulación de nombramientos cuestionables -lo que la Carta Abierta hace extensamente. Los nombramientos están influenciados por múltiples factores, y no se puede elegir arbitrariamente los datos que sostendrían una afirmación de herejía, especialmente cuando la persona en cuestión explícitamente defiende la enseñanza de la Iglesia (por ejemplo, respecto de la homosexualidad).


Resumiendo

La Carta Abierta tiene muchas otras fallas, pero su falla principal es que no puede sostener la acusación de que el Papa actual es culpable de herejía. Para hacer eso, tendría que haber mostrado lo siguiente:

1. El Magisterio ha definido infaliblemente alguna verdad específica.
2. El Magisterio ha definido infaliblemente que esta verdad específica es divinamente revelada, originando un dogma
3. El Papa ha sido bautizado (esta condición es sencilla)
4. Las palabras o las acciones del Papa indican que se niega a creer este dogma
5. Sus palabras o acciones no pueden ser entendidas en forma consistente con el dogma
6. El Papa hace esto obstinadamente

Si no puede sostener estos puntos, entonces no desperdicie el tiempo del público.

En particular, no desperdicie nuestro tiempo citando documentos irrelevantes que no prueban ningún punto, y no desperdicie nuestro tiempo -como hacen los firmantes de la Carta Abierta- con acusaciones sin sentido referentes a puestos pastorales que el Papa ha realizado o una cruz que ha usado [5].

Una cosa es pedir clarificaciones, expresar preocupación o manifestar desacuerdos, pero hacer una acusación de herejía es otra cosa.

Es gravemente temerario e irresponsable acusar a alguien de un crimen eclesiástico tan serio como la herejía si no lo puede probar, y es todavía peor hacerlo en referencia al Papa, dado el escándalo, la confusión y el riesgo de cisma individual que esto podría crear entre los fieles.


Referencias originales

[1] https://www.ncregister.com/daily-news/theologians-accuse-pope-francis-of-heresy
[2] https://www.ewtn.com/library/CURIA/CDFADTU.HTM
[3] https://www.amazon.com/Teaching-Authority-Doctrinal-Confusion-Understand/dp/1683570944/ref=as_li_ss_tl
[4] https://www.lastampa.it/2017/10/30/vaticaninsider/communion-to-the-remarried-mller-there-can-be-mitigating-factors-in-guilt-OI0rK5MajqAn9gHGQE1YbO/pagina.html
[5] https://www.patheos.com/blogs/throughcatholiclenses/2018/10/pope-francis-wearing-a-rainbow-cross-it-isnt-what-you-think%E2%9C%9D%EF%B8%8F/

Se puede ver también el artículo de The Tablet, con una evaluación más general:
https://www.thetablet.co.uk/editors-desk/1/15919/the-pope-and-the-paradigm-shift

Comentarios

Entradas populares de este blog

Lenguaje inclusivo

Se habla mucho del famoso "lenguaje inclusivo": "les persones", "le mer estebe serene, serene estebe le mer" (¿por qué prejuzgar el género del mar?), y otras expresiones que más que lenguaje inclusivo son estupideces idiomáticas. ¿Querés aprender el verdadero lenguaje inclusivo? Hablale con respeto a un anciano, con dulzura a un niño, con firmeza a un infractor, con amor a tu pareja, y con ilusión cuando hablás del futuro de tu comunidad. ¿Querés otro verdadero lenguaje inclusivo? Aprendé Braille para comunicarte con un no vidente, lenguaje de señas para hablar con un sordomudo, hablar pacientemente para comunicarte con un autista, hablar con pasión de los éxitos del mundo y con dolor por el sufrimiento ajeno. Incluir no es cambiar letras... Es cambiar en serio (Visto en la red) (De twitter:) RAE @RAEinforma En respuesta a @Antifeminaziis #RAEconsultas La voz "feminazi" (acrónimo de "feminista" + "nazi") se util

¡Qué paliza le dimos, Senadora!

La profecía se cumplió nuevamente . El debate sobre el aborto en el Senado, justamente ocurrido en tiempo de Navidad , mostró un nuevo cumplimiento de la profecía leída en las misas del domingo anterior a la votación: "Este Niño... será signo de contradicción, ...Así se harán manifiestos claramente los pensamientos íntimos de muchos" (Lucas 2). Le pegaban entre varios Es conocido el chiste del que cuenta al amigo: - Ayer vi a tres tipos que le pegaban a uno que estaba indefenso, y no pude dejar de intervenir. - ¿Y qué pasó? - ¡Si vieras la paliza que le dimos entre los cuatro! Algo así ha hecho la senadora por Río Negro. Por un lado estaba el pueblo, mayoritariamente pro-vida según todas las encuestas, especialmente las mujeres. La gente común, de a pie, que había votado lo que quería: un presidente que le llenara la heladera de asado, y un Congreso que defendiera las dos vidas. En Diputados las listas sábanas no habían permitido todo lo que se quería -no se

¡Separemos Iglesia y Estado!

¡Separemos Iglesia y Estado! "¿Por qué tengo yo, que no soy católico, que sostener con mis impuestos a los curas católicos? ¡Es injusto! ¡Que trabajen y se ganen la vida, como todos! Encima quieren imponer sus dogmas al Estado, en lugar de limitarse a lo religioso. ¡Separemos Iglesia y Estado!" Bueno, puesto así suena razonable, pero vayamos de a poco... Concuerdo con Usted, como concuerda también la Iglesia Católica: hay una necesidad de separar Iglesia y Estado. ¿En qué hay que separar Iglesia y Estado? El primer tema es que... la separación entre la Iglesia y el Estado ya está en efecto en la práctica desde hace al menos un siglo; en lo formal desde hace medio siglo: el Estado es no confesional, laico, y la Iglesia no tiene injerencia formal alguna en las decisiones políticas. La Iglesia por supuesto se manifiesta en sus convicciones como cualquier otra institución, y también la fe católica recibe el mismo tratamiento que otras instituciones sin fines de lucro