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¡Qué paliza le dimos, Senadora!

La profecía se cumplió nuevamente. El debate sobre el aborto en el Senado, justamente ocurrido en tiempo de Navidad, mostró un nuevo cumplimiento de la profecía leída en las misas del domingo anterior a la votación: "Este Niño... será signo de contradicción, ...Así se harán manifiestos claramente los pensamientos íntimos de muchos" (Lucas 2).


Le pegaban entre varios

Es conocido el chiste del que cuenta al amigo:
- Ayer vi a tres tipos que le pegaban a uno que estaba indefenso, y no pude dejar de intervenir.
- ¿Y qué pasó?
- ¡Si vieras la paliza que le dimos entre los cuatro!




Algo así ha hecho la senadora por Río Negro.

Por un lado estaba el pueblo, mayoritariamente pro-vida según todas las encuestas, especialmente las mujeres. La gente común, de a pie, que había votado lo que quería: un presidente que le llenara la heladera de asado, y un Congreso que defendiera las dos vidas. En Diputados las listas sábanas no habían permitido todo lo que se quería -no se representaba a la mayoría provida-, pero en el Senado claramente se eligieron senadores celestes. Si algún legislador traicionaba su confianza, el pueblo estaba indefenso, debía esperar a las próximas elecciones.


Por el otro lado, estaban los poderosos: como con Macri en 2018, cuando una reunión del G20 y una visita del FMI lo hizo cambiar de posición y se presentó un proyecto de aborto, así pasó en 2020. El presidente había dicho reiteradamente que NO iba a abrir el debate del aborto en 2020, dadas las malas condiciones sanitarias y las divisiones y conflictos que desataría en la sociedad en medio de la pandemia. Una visita del FMI bastó para que a los pocos días cambiara su posición. También estaban los millones de dólares que organizaciones abortistas internacionales (la más pública, la IPPF) canalizaron durante 15 años a varias organizaciones nacionales, para imponer el aborto. El poder político, económico y los medios hegemónicos ejercían una infame presión para que los senadores claudicaran y traicionaran a sus electores.


Dos años antes, la senadora, a un año de las elecciones de senadores, había explicado cómo había sacrificado su carrera política para votar de acuerdo a sus convicciones, en contra del aborto.


Ahora, ya reelecta, con cinco años de mandato asegurados, aparecía en los medios como indecisa. Una llamada del presidente, y se decidió: entendió que había estado dando un giro de 180 grados en estos dos años. El pueblo ya no podía echarla. El presidente, macho alfa, presionaba. Y se unió al poder político, económico y mediático, y junto con otros senadores, votó en contra del mandato del pueblo.

Más todavía, lo ninguneó en su intervención, repitiendo clichés del Presidente. El mismo Presidente que ofendió a la mayoría de los argentinos al decir que es hipócrita oponerse al aborto.

¡Qué paliza le dio al pueblo, senadora, junto con los poderosos!


Un voto deconstruido

Fue un voto deconstruído. Totalmente deconstruído.
Realmente es difícil imaginar un voto más deconstruído que éste.

Deconstruyó la representatividad del pueblo.


Deconstruyó sus convicciones personales, por las cuales en 2018 dijo que sacrificaría su futuro político. Ahora dijo que dejaría de lado esos mismos principios que antes eran inclaudicables.

Deconstruyó su fe y sus principios éticos fundamentales.

Deconstruyó su ideario peronista, contundentemente pro-vida.


Deconstruyó la democracia republicana, que pide independencia y separación de poderes.


Deconstruyó el federalismo, ante la hegemonía centralista sobre la independencia de las provincias.

Deconstruyó la defensa de los derechos humanos, votando por la desaparición forzada de seres humanos inocentes por parte del Estado.

Pero, ¿qué construyó? Evidentemente, poder político. ¿Tal vez también económico? El futuro lo mostrará.


Se hubiera entendido

Pero el discurso pseudofeminista hegemónico al que adhirió la senadora, no se sustenta en argumentos racionales. No soporta el menor cotejo con la biología, la epidemiología, la historia, la filosofía, la sociología... Por eso siempre una parte central de ese discurso es el ataque y la descalificación de la mayoría pro-vida. Eso iba a llegar muy pronto.

Se hubiera entendido una claudicación ante presiones intolerables, tal vez incluyendo amenazas a la familia. Tal vez mezclando amenazas con promesas de retribuciones. Tal vez, incluso, promesas de fondos para la provincia o para obras sociales. Se hubiera entendido una duda real ante la presión de los pseudo-argumentos del poder.

Pero el discurso no reflejó eso. Fue un discurso copiado de la bajada de línea canónica más extremista de las poderosas organizaciones internacionales. El siguiente paso lógico era descalificar a los provida, sus propios votantes.

La misma senadora dos años antes se había explayado sobre cómo los mensajes abortistas que recibía antes de la votación eran agresivos, descalificatorios, autoritarios, mientras que los mensajes pro-vida eran respetuosos, y buscaban animarla en su buena voluntad. Esto no era sorprendente, es algo que se verifica estadísticamente en cualquier relevamiento de mensajes de abortistas y pro-vida en las redes sociales.

Pero ahora se había plegado al discurso canónico abortista, con todos sus clichés y tópicos. Y eso exigía atacar a los pro-vida.



¡Violentas amenazas de un cura!

Al día siguiente, el portal El Destape -constante propagador de fake news- describía las "violentas amenazas" recibidas por la senadora, de acuerdo a "su entorno":



La foto era real. Un grupo de defensores de las dos vidas (laicos) había hecho una intervención en el espacio público frente a la casa de la senadora.

Por supuesto, no hubo amenazas, ni violentas, ni era gente antiderechos, ni estaba comandada por un cura, ni fueron en el patio de la casa, ni fue en la madrugada... El Destape, otra vez, no acertó en nada. Pero confirmó el odio de muchos abortistas con miles de likes y comentarios indignados.

Muchos estuvimos en desacuerdo; sin embargo la intervención tenía su lógica. ¿No era violento traicionar al electorado, y colaborar con la matanza masiva de bebés hasta el mismo momento del nacimiento? ¿Acaso era violento este recurso de último momento, de recordar el duelo de esos mismos niños con pequeñas cruces y baberos? Cada cruz tenía un nombre, en concordancia con el proyecto de ley presentado por la propia senadora años antes. ¿Quién lo podría interpretar como intimidación? La intención era que realmente "reflexionara" su voto.

Dos años antes, un grupo abortista había hecho un escrache en esa misma casa, con consignas hostiles, dejando elementos sobre el mismo cerco de la casa. Ahora había que repudiar a los violentos baberos.

Ahora se responsabilizaba a "un cura", ¿cuál podría ser??? Poquísimos sacerdotes se involucraron en la defensa de la vida. ¿Tal vez el cura que la había ayudado espiritualmente estos años, dándole el soporte de la comunidad parroquial, animándola en todo momento?

Lamentablemente no escuché que la legisladora desmintiera esas informaciones falsas surgidas de su entorno. Al contrario, redobló la apuesta aceptando la auto-victimización que le proponían:



Baberos fascistas y violentos: ¡al ataque!

Es un discurso claro: Hay que repudiar a esos baberos fascistas y violentos que pretenden que no se olvide a los niños asesinados, que pretenden la defensa del derecho humano fundamental de todo ser humano. Baberos que buscan intimidar a los indefensos Rockefeller, Gates, Soros, de la IPPF, el G20, el FMI, los MMCC hegemónicos...

No ha estado sola, casi una decena de senadores la acompañaron, pero ¡qué paliza le ha dado al pueblo, legisladora!

Comentarios

Vicky ha dicho que…
👏🏼👏🏼👏🏼

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