Origen de la campaña
Desde hace varios años, se ha difundido en Argentina una campaña para promover la apostasía contra la Iglesia católica, desde ciertos sectores ideológicos. La campaña ha recrudecido después de que, tras masivas manifestaciones pro-vida del pueblo, se rechazara la ley de aborto libre a cargo del Estado y las instituciones de salud. Los sectores que respondían al poder político, a los medios hegemónicos, a las presiones de los comités de la ONU y los fondos de inversión extranjeros, identificaron a la Iglesia católica como el principal actor que se les oponía, independiente del poder y dispuesto a resistir todas las presiones, y esto alimentó la campaña por la apostasía.
La campaña tuvo su principal origen hace un par de décadas en España, como parte de los ataques de ciertos partidos políticos contra la Iglesia, y de allí fue exportada a otros países. Como la apostasía es un hecho totalmente personal y libre -y por lo tanto, trivial desde el punto de vista político-, los impulsores de la campaña buscaron la publicidad y el escándalo demandando algo imposible y sin sentido: la eliminación de los registros de bautismo.
¿Tiene sentido la campaña?
La campaña ha logrado engañar a muchas personas de buena voluntad. El paso anterior fue fanatizarlas ideológicamente, de manera que no pudieran concebir como aceptable que alguien pensara distinto y decidiera defender la vida desde la concepción. Instalada esta intolerancia -revestida de slogans y descalificaciones-, negando el derecho ciudadano de los católicos practicantes como si fuera una injerencia indebida (¿?], se impulsó el rechazo a la misma Iglesia.
Por supuesto, intentar la eliminación del registro de bautismo es absurdo. En primer lugar, porque sólo puede apostatar un bautizado. Si se eliminara el bautismo -algo imposible si ya sucedió-, no habría apostasía. En segundo lugar, es un registro de un hecho histórico que no puede desaparecer. Es como si alguien que quiere renunciar a la nacionalidad, pidiera la eliminación de la partida de nacimiento.
¿Herejía, cisma o apostasía?
Hay bastante confusión entre los presuntos apóstatas respecto de tres conceptos diferentes [1]:
• La herejía es el rechazo a un dogma o verdad de fe, sin rechazar la fe en Cristo o la Iglesia [2]
• El cisma es separarse de la Iglesia, rechazando toda relación de fe con ella, pero sin rechazar la fe cristiana [3]
• La apostasía es el rechazo total de la fe cristiana y la renuncia a ella
Me pregunto si entre quienes se han dejado llevar a la campaña por la apostasía, hay quienes realmente lo quieren, o están confundiendo conceptos.
Libertad de la fe y apostasía formal
La fe es totalmente libre. La apostasía esencialmente es la decisión personal, libre y conciente, de rechazar la pertenencia a la Iglesia. En este sentido, la apostasía formal es innecesaria.
El trámite formal de apostasía [4] es muy sencillo: sólo hay que presentarse ante el párroco o presbítero de la parroquia donde consta el bautismo, expresarle formalmente la decisión libre y conciente de apostatar (es posible que el sacerdote verifique que es realmente eso lo que se quiere hacer), y quedará anotada la apostasía en el registro de bautismo.
En este sentido el acto formal de apostasía es sólo un auto-cercenamiento de derechos respecto de la Iglesia [5]. La Iglesia no pierde ningún derecho -ni a recibir subsidios o emolumentos por parte del Estado, ni pierde representatividad -que obviamente está ligada a las encuestas y no a una contabilidad de certificados de bautismo [6].
Las encuestas en Argentina muestran algo así como un 85% de bautizados en la Iglesia católica, y un 75% de ciudadanos que se auto consideran católicos. Eso significaría un descenso del 10% (unos 4,5 millones de personas) pero no todos son apóstatas; la mayoría no ha abandonado la fe cristiana, sino que se ha pasado a una Iglesia evangélica.
Finalidad de las campañas de apostasía
Las campañas de apostasía con tarjetas, firmas, etc. son por lo tanto totalmente inútiles e innecesarias para apostatar. La apostasía es algo puramente personal. Estas campañas básicamente tienen tres finalidades:
- Propaganda contra la Iglesia, de parte de quienes no la toleran o quienes quieren imponer agendas políticas o ideológicas anticristianas
- Recoger datos e información de ciudadanos para publicidad dirigida de parte de partidos políticos u organizaciones
- Lucrar -especialmente abogados inescrupulosos- con la buena fe de muchos, a quienes hacen creer que necesitan trámites engorrosos y costosos para apostatar.
[1] Catecismo de la Iglesia Católica - P1, S2, C3, Art 9
[2] En el caso del aborto, no se estaría en el caso de herejía, sino en el de falta grave contra el derecho a la vida de los seres humanos.
[3] Hacerse evangélico no es apostasía, ya que se sigue en la misma religión, y el bautismo sigue siendo válido. De la misma forma, la Iglesia católica no bautiza nuevamente a los evangélicos o protestantes que se convierten.
[4] "Actus formalis defectionis ab ecclesia catholica" - Pontificio Consejo para los Textos Legislativos - 13 de marzo de 2006
[5] Código de Derecho Canónico
[6] Algunos parecen creer que cuando la Iglesia interviene en algún debate de valores políticos o sociales, invoca la representación de los bautizados. Por supuesto, ningún documento o declaración del Episcopado lo hace, y si lo hiciera, ningún gobierno aceptaría ingenuamente una representatividad que se sabe diferente, según lo que indiquen las encuestas o los estudios sociológicos. Las encuestas en Argentina muestran sistemáticamente que la Iglesia está entre las instituciones más creíbles, con alrededor de un 55% de credibilidad. Respecto a posiciones particulares, dependerá de cada tema. Cuando la Iglesia se manifestó contra el matrimonio homosexual, por ejemplo, las encuestas mostraban que representaba a entre el 65 y el 80% de la población.
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