En España e Italia permiten tener abiertas las iglesias, aunque eso no quita roces con las autoridades laicistas. Los fieles y los obispos se están impacientando por medidas que restringen especialmente a los católicos, sin estar justificadas por la evolución de la epidemia, con el gobierno interfiriendo en asuntos internos de la Iglesia, mientras privilegia a actividades recreativas o de otras religiones menos populares
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Captado en Video: la Policía Italiana interfiere en una Misa del domingo de la Divina Misericordia
El incidente en el norte de Italia es uno de una serie de casos en los que las autoridades se han excedido en la aplicación de las reglas de cuarentena del gobierno, de acuerdo a sus críticos.
Edward Pentin
ROMA — Un intento de la policía italiana de detener una misa en una iglesia del norte de Italia, porque parecía violar las reglas de cuarentena del decreto estatal, ha producido críticas por excesos contra la Iglesia Católica, por parte de autoridades civiles demasiado celosas de las reglamentaciones.
Captado en video y publicado por el periódico local Cremona Oggi, mientras el padre Lino Viola estaba celebrando la misa del domingo de la Divina Misericordia en la Iglesia de San Pietro Apostolo en Soncino en la provincia de Cremona — una de las zonas más duramente atacadas por el coronavirus — un miembro de los carabineros, la policía militar italiana, entró a la iglesia antes del canon y ordenó que se detuviera la misa.
El padre Viola, de 80 años, había dejado abierta su iglesia, lo cual está permitido, y estaba celebrando la misa para seis parroquianos con parientes que habían muerto por el virus, incluyendo uno reciente que no pudo tener su funeral. Otros siete lo ayudaban con la liturgia, lo cual está permitido bajo las reglas del decreto de cuarentena. Todos los participantes tenían guantes y mascarillas y mantenían la distancia social requerida, de acuerdo al padre Viola.
Cuando el padre Viola continuó celebrando la misa, el oficial de policía llamó al alcalde por teléfono, pero el sacerdote se negó a hablar con él y continuó con la liturgia.
La policía multó al padre Viola con 680 euros (735 dólares americanos) por incumplimiento, la cual -dijo- pagará, y los fieles también fueron multados. "Eso no es el problema", dijo el sacerdote al diario italiano La Nuova Bussola Quotidiana el 20 de abril, el problema real fue la violación de la sagrada liturgia. "Nadie puede desecrar la misa de esta forma - ni siquiera la policía", dijo. "Tenía que decir 'Basta'".
El gobierno decretó el 9 de marzo que todas las ceremonias públicas civiles y religiosas debían ser suspendidas, incluyendo casamientos, bautismos y funerales. Los obispos italianos aceptaron el decreto, prohibiendo las misas públicas y decretando inicialmente que todas las iglesias sean cerradas, antes de revertir la decisión un día después, aunque en la práctica muchas iglesias en el país se han mantenido cerradas.
El padre Viola dijo al diario que en 55 años de sacerdocio nunca había experimentado una intrusión semejante. También expresó su consternación de que el ofician de carabineros enviado para forzar el cumplimiento de las reglas le había dicho luego que no sabía qué era la consagración.
Respecto de los seis parroquianos en duelo por la muerte de sus seres queridos, el padre Viola dijo a La Nuova Bussola, “¿Cómo podía yo, en santa paciencia, despedirlos? Había un fiel que acababa de perder a su madre y no había podido siquiera hacer un funeral.”
Luego del incidente, el sacerdote dijo que llamó al Obispo de Cremona, Antonio Napolioni, para explicar lo que había pasado, y dijo que el obispo hizo notar con desaprobación que las puertas de la iglesia estaban abiertas, cuando no deberían haberlo estado, a lo que el padre Viola contestó que no hay ningún decreto diciendo que las puertas de la iglesia deben estar cerradas.
“La iglesia está habitada no por un hombre muerto, sino por un hombre viviente que ha vencido a la muerte", dijo a La Nuova Bussola Quotidiana. “Qué cree esta gente?” El padfre Viola escribió una carta al obispo explicando con exactitud lo ocurrido.
En comentarios reportados en Il Giorno, otro periódico italiano, la diócesis dijo que, aunque lamentándolo, las reglas deben ser respetadas, y alabó a los sacerdotes que celebran misas privadamente usando la tecnología que permite participar a los fieles.
Pero hubo una reacción más fuerte proveniente del Cardenal Angelo Becciu, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, que comentó en Twitter:
“Como sacerdote asombrado de lo que ocurrió a un hermano en la diócesis de Cremona, digo: el principio de que a ninguna autoridad se le permite interrumpir la misa, debe ser defendido. Si el celebrante es culpable de alguna infracción, debería ser corregido después, no durante!”
El incidente en Cremona se produce luego de que se expresaran serias preocupaciones a principios de este mes de que el Estado estaba infringiendo la libertad religiosa y actuando inconstitucionalmente cuando reglamentó que la gente solamente podía entrar a una iglesia si estaba de paso para comprar alimentos, medicinas o por alguna otra razón aprobada por el Estado.
Ha habido un número de incidentes similares, incluyendo uno en Piacenza, en el norte de Italia, el 19 de abril, cuando la policía esperó hasta el final de la misa antes de interrogar al sacerdote. No se tomó ninguna acción punitiva, pero el obispo local, Gianni Ambrosio, escribió una carta a sus sacerdotes remarcando la importancia de obedecer las reglas, especialmente cuando la región había sido fuertemente golpeada por el virus.
El obispo escribió: “Sé que lo que pasó fue motivado por buena voluntad, por el amor por la Eucaristía y por los sufrientes, pero [cumplir la reglamentación] nos ayuda a vivir aún más cercanos en comunión y a buscar el bien de todos".
Desde el 20 de marzo hasta el 13 de abril, el vaticanista Marco Tosatti registró otros 22 ejemplos de lo que ve como un manejo excesivo contra la Iglesia, la mayoría de los cuales involucra a policías deteniendo misas privadas o transmitidas por internet, y multando o denunciando a los involucrados.
Otros casos incluyeron a carabineros interrumpiendo el bautismo de un niño el 20 de marzo en una iglesia cerca de Nápoles, y denunciando a sus padres, padrino y al fotógrafo; sancionando a 13 personas, incluyendo un sacerdote, en una liturgia de Viernes Santo fuera de una iglesia en Lecce, al sur de Italia, y multando y denunciando a 30 peregrinos por caminar a un santuario cerca de Nápoles.
El 25 de marzo un grupo de fieles apeló a los obispos italianos, quejándose de un incidente en Cerveteri, al norte de Roma, cuando oficiales de la policía municipal interrumpió una misa el 15 de marzo. Tosatti y otros han comparado el tratamiento que hacen las autoridades de los fieles, con la acción de anarquistas y satanistas desconocidos que no fueron impedidos de vandalizar un santuario mariano en Bologna.
El obispo Napolioni y los obispos italianos en general están presionando para que las iglesias sean totalmente reabiertas y para que los parroquianos vuelvan a la "vida de comunidad". Preocupados de que muchos de los fieles pueden no volver a la misa si esta situación continúa demasiado tiempo, están en conversaciones con el gobierno para flexibilizar pronto las restricciones.
Pero de acuerdo a un informe del 21 de abril en el periódico italiano La Nazione, los obispos están encontrando dificultades en hacerse escuchar, y han sido puestos "en espera".
“Nuestro trámite está al fondo de la lista, después de pedidos de compañías y productores", escribió la corresponsal Nina Fabrizio, agregando que los obispos están volviéndose impacientes, escribiendo en su carta más reciente al gobierno que si las "restricciones se prolongan y no son proporcionadas a cómo se está desarrollando la epidemia, entonces tendrían el carácter de arbitrarias" El artículo también nota que la paciencia de algunos fieles se está "evaporando" y los comentarios en los medios sociales se están volviendo cada vez más apasionados, con acusaciones a los obispos de estar bajo el pie de los gobernantes.
Pero muchos obispos se encuentran en una posición difícil, o, como dijo el obispo Giovanni D’Ercole de Ascioli Piceno, “entre dos fuegos.” Por un lado, dijo, "la gente está presionándonos, y por la otra, las directivas del gobierno [relajando las restricciones] todavía no se ven venir". Dijo que recibía frecuentes cartas de los fieles, "incluso unas pocas enojadas", implicando que "nosotros los obispos estábamos apoyando la prohibición”.
Dijo que muchos no entienden que es "el gobierno el que toma las decisiones", agregando que esto debería impulsar una "amplia reflexión" mientras el gobierno está "poniendo sus manos en los asuntos internos de la Iglesia.”
Los obispos italianos esperan recomenzar las misas públicas, los bautismos, casamientos y funerales el domingo 3 de mayo, el día anterior a cuando se espera que comience la fase 2 del gradual levantamiento de las restricciones de la cuarentena.
(Traducción no autorizada del artículo de Eduardo Pentin https://www.ncregister.com/blog/edward-pentin/italian-police-disrupt-divine-mercy-sunday-mass)
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Policías desalojaron iglesia en donde se celebraba la misa
El pasado lunes 13 de abril la iglesia de los Santos Juan y Pablo en la localidad de San Fernando de Henares, Madrid (España) fue desalojada por la policía municipal mientras se celebraba una Misa a la que asistían 6 feligreses.
El P. Miguel Ángel Nieto, párroco de la iglesia de los santos Juan y Pablo explicó que dos agentes de la Policía Nacional entraron en el templo en donde se celebraba la misa de 7:30 p.m.
“Serían las 19.45 y estaba terminado la Liturgia de la Palabra. Han entrado en el templo y nos han invitado a desalojarlo o nos sancionaban. Éramos sólo 5 feligreses y el cura, por lo que se cumplían las distancias de seguridad sobradamente”, precisa el sacerdote en un mensaje en las redes sociales.
Según indica, “por más que les he mostrado lo que dice el artículo 11 del Decreto de Alarma, y los feligreses han mostrado todos el papel del obispado que nos invitaron a repartir como salvoconducto hacia la policía, me han dicho que si no suspendía la Misa, nos sancionaban”.
“Dicen que han acudido por un requerimiento. Vamos, que un vecino ha denunciado. He hecho como el Obispo de Granada. Les he dado la Comunión y a casa”, asegura.
El P. Nieto también apunta que habló con el Obispado sobre lo sucedido y le respondieron que “celebre con normalidad pero que no deje la puerta abierta de par en par ni las luces que dan a la calle encendidas. También quitar las campanas que anuncian la Misa”.
También le animaron a explicar a los feligreses que “la puerta estará siempre 'cerrada' aunque sin llave, para que puedan pasar y la vuelvan a dejar cerrada. La policía no puede entrar en un templo ni paralizar una Misa sin un requerimiento judicial firmado. Hoy han cometido un allanamiento de morada. Si insisten en denunciar, que denuncien, se recurre y ellos serán denunciados por prevaricación, por saltarse la ley”.
Un portavoz de la Jefatura Superior de la Policía aseguró a Europa Press que los seis fieles que asistían a la Misa no llevaban mascarillas ni guantes, por lo que consideraron que era mejor que terminara la actividad para preservar la salud pública. Todos se marcharon y no se sancionó a nadie.
La Diócesis de Alcalá de Henares, a la que pertenece el municipio de San Fernando de Henares, precisó en un decreto válido hasta el próximo 26 de abril y pudiendo ser prorrogable, que se deben “asegurar la celebración de la Eucaristía en los templos parroquiales y demás comunidades manteniendo los horarios habituales, que toda Eucaristía celebrada por cada sacerdote, ya sea solo o acompañado de un grupo reducido de fieles, lo haga 'pro populo' o por el fin de la pandemia”.
Por su parte, desde la Conferencia Episcopal Española se recomendó a los fieles en varias ocasiones que “mientras dure esta situación de emergencia” seguir “la celebración de la Eucaristía en familia por los medios de comunicación”. Y recordaron que “a todos se nos está recomendando salir de casa lo menos posible”.
Aunque precisaron que “las celebraciones habituales de la Eucaristía pueden mantenerse con la sola presencia del sacerdote y un posible pequeño grupo convocado por el celebrante” y en celebraciones abiertas al público se recomendó “evitar la concentración de personas” y que los templos “pueden permanecer abiertos para la oración personal e invocar al Señor los dones de la sabiduría y la fortaleza para vivir este momento”.
Además, el Cardenal Juan José Omella, Arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) recordó en una entrevista concedida el pasado lunes a la Cadena Cope que “cuando recibimos el decreto de confinamiento como todos los españoles, en el número 11 no hablaba nada de las iglesias, sino de las no concentraciones, de no tener mucha gente dentro de las iglesias”.
“Los obispos ante el confinamiento y la no aglomeración hicimos ese decreto en el que se dice que no hay obligación de ir a Misa, quitamos la obligación de asistir y tendríamos que respetar eso. No dijimos de cerrar las iglesias porque no lo decía el decreto”, aseguró.
Además, el Cardenal Omella subrayó que “lo importante es no salir de casa, que es lo que nos han pedido, tenemos la no obligación de no ir a Misa, estamos dispensados del precepto dominical. Pero si alguien va a comprar puede entrar en una iglesia a rezar un poco”.
https://www.aciprensa.com/noticias/policias-desalojaron-iglesia-en-donde-se-celebraba-la-misa-11031
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