La tienen y siempre la tuvieron. Pero en la web, y entre los (y las) activistas, se puede encontrar cualquier mito.
En el siglo XVI, algunos presionaron al Papado para que declarara que los indígenas americanos, recién conocidos, no tenían alma, y podían ser esclavizados. Les salió al revés. El Papa declaró solemnemente que tenían alma, prohibió que fueran esclavizados, y pidió que se les anunciara a Cristo, para que pudieran conocerlo y bautizarse. Asombrosamente, algunos indigenistas actuales han entendido exactamente a la inversa. No es raro encontrar algún texto mencionando el mito de que el Papa negó que los indígenas tuvieran alma.
Incluso se escucha denunciar los atropellos (¡y hasta el genocidio!) indígena a manos de los "evangelizadores" españoles (repitiendo dócilmente la campaña del imperialismo anglosajón). Para esto se basan en los textos de... fray Bartolomé de las Casas, el obispo Montesinos, y muchos misioneros y evangelizadores que defendieron a los indígenas de los conquistadores. Es un verdadero "modus operandi".
Se hace la misma relectura acá en la Patagonia, cuando fueron los misioneros jesuitas y salesianos quienes defendieron a los indígenas frente al gobierno nacional (sufriendo incluso la cárcel) del laicista Roca.
Algo paralelo ocurre con las más extremistas activistas feministas. La Iglesia habría negado hasta hace relativamente poco la existencia del alma de las mujeres, y habría sido un instrumento de su marginalización y subordinación. En realidad, cuando (¡recién!) a fines del siglo pasado la legislación argentina decidió igualar a hombres y mujeres en cuando a sus deberes de fidelidad, no hacía más que volver a lo que la Iglesia había enseñado durante 2000 años. El imperio romano legislaba esa y muchas otras desigualdades contra las mujeres. Cuando adoptó el cristianismo como religión de estado, la fe igualó a mujeres y varones. Durante el renacimiento y el iluminismo, con la vuelta al derecho romano, la mujer retrocedió en sus derechos. El laicismo argentino mantuvo esa desigualdad. Recién a fines del siglo XX se iba a reparar eso, volviendo al derecho cristiano. El caso es que jamás hubo algún teólogo católico o de las iglesias cristianas históricas que haya negado el alma de las mujeres, o ni siquiera ponerlo en duda. Jamás hubo alguna definición en contra de concilios o Papas. Hubiera sido impensable. Negar dos milenios de práctica de bautismos de niñas y de culto a santas, entre ellas, al ser humano más perfecto y sin pecado, una mujer, la Santísima Virgen.
En resumen, las mujeres indígenas tienen alma. Siempre la tuvieron. Al menos para la Iglesia.
Fueron ideologías seculares o laicistas las que lo negaron.
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